Un general sin estrella

Un general sin estrella

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 23 Febrero, 2022

Genaro se enteró que sería enviado a otro Penal, unos pocos minutos antes de que lo llevaran a un viaje incierto, junto a diecisiete de sus compañeros en San Miguel, el pasado domingo 20 de febrero.

Había terminado su periplo por siete años en Puebla, tras regresar de los Estados Unidos.

A Genaro le llamaban en su tierra natal, San José Carpinteros, “El general”. Su última responsabilidad antes de ser capturado fue trabajar como responsable de los distintos negocios criminales en la zona, por parte de su compañero, Jalil, “El Mamer”.

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La responsabilidad de Genaro no era menor. No solo tenía que trabajar optimizando los ingresos para esa célula de “Sangre Nueva Zeta”, una de las tres organizaciones que operan para los Zetas, en los estados de Coahuila, Puebla, Tamaulipas y Veracruz.

No es un grupo menor, considerando el liderazgo de su fundador, Roberto de Jesús, conocido como “El Bukanas”.

En su auge, “El general” lideraba a una organización de 50 personas que trabajaban con él de tiempo completo, sin omitir a docenas de pobladores de San José Carpinteros que le avisaban de lo que pudiera ocurrir.

Les organizaba los jales y no era fácil.

Preparaban y operaban los robos a tren, de gas LP y el de tráileres y camiones con mercancías de todo tipo que después aparecían para su venta en el mercado de Tepeaca.

Ninguno de sus colaboradores era pieza menor. Todos eran importantes, al extremo de ser rescatados, si alguno era detenido, como aquella madrugada de 2018 cuando una centena de personas entró a sangre y fuego a la comandancia local y liberó a uno de los suyos.

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El método funcionaba. Para quien lo dude, ahí está el encontronazo en el mismo año, en el que al frente de unos 200 pobladores, se enfrentaron con un grupo del Ejército Mexicano y terminaron vandalizando lo que encontraron.

Aquella pipa atestada de gas LP que una patrulla de la Policía Federal había detenido, fue recuperada de inmediato.

En este percance, su hermano José intentaba calmarlo y evitar que siguiera moliendo a golpes una parte de la unidad militar a la que tenían bajo su poder. Pero nada lo detuvo, ni siquiera su familiar que había trabajado como funcionario con un alcalde, quien terminaría como delegado de una dependencia.

No todo era arrasar con convoyes militares. Genaro cobraba el piso para “Sangre Nueva Zeta” y de repente, perdía la paciencia. No se olvida el que un día, fuera de sí, mató a los cerdos de un ganadero al que finalmente, optó por dispararle.

Los pobladores recuerdan que ese día, vieron a un grupo de militares, y policías federales y estatales que avanzaban hacia Cuapiaxtla para un operativo. Unos lugareños, valientes, se acercaron al convoy y les contaron lo que ocurrió con el ganadero. Apenas intuyeron los uniformados que aquello había sido hecho por Genaro, se disculparon y se fueron.

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“El general” reclutaba con cuidado a sus colaboradores más cercanos y era el caso de Adrián, quien era hijo de una presidenta auxiliar de Santiago Acatlán. Los pobladores recuerdan un 10 de abril cuando Adrián cobró el piso a un empresario de la región y terminó matándolo.

Este hombre robusto tenía fama de rudo, aún ante los jueces, como aquel que se declaró incompetente ante los delitos que se imputaban a ese hombre, en agravio a funcionarios federales.

Pero todo terminó el 27 de julio de 2019, tras un encontronazo en un tramo del ducto de gas Cactus-Guadalajara, en el tramo el kilómetro 156+00, de la autopista Puebla-Orizaba. Aquellas unidades de Seguridad Física de PEMEX que fueron quemadas, le salieron caras a Genaro, quien fue detenido pese a los intentos de sus compañeros para intentar liberarlo.

En la refriega, “El general” fue herido y decidieron llevarlo para su atención a la cabecera municipal, al Sanatorio Nuestra Señora de Juquila, en El Santuario. Azorados, médicos y enfermeras se vieron rodeados por gente que exigían la atención de aquel hombre.

Todo ocurrió en un parpadeo, rayando el mediodía, tras la batalla en el tramo del gasoducto y el escape hacia la cabecera. No pasaron más de unos minutos cuando, medio millar de policías y militares sellaron las inmediaciones del hospital, para impedir que Genaro pudiera salir de ahí, apoyado por sus leales.

Un helicóptero de las Fuerzas Federales sacó del lugar al herido.

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Si hubieran intentado llevarlo por tierra, aquello hubiera terminado en tragedia.

Ahora, Genaro cambió de lugar, mientras otros más se encargarán de los retenes falsos, las gavillas contra los trenes y el cobro de piso.

Dicen que el Penal de San Miguel estará en paz por unos meses. Quien se quedaron ya buscan como mantener los privilegios y dominar el gobierno interno en San Miguel. El gobierno prometió que eso no sucederá.

 

De las anécdotas que se cuentan

Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), vaticinó nada menos que una “dictadura eléctrica” en México, en caso de que no sea aprobada la iniciativa de reforma eléctrica.

Bartlett no mencionó al total de las empresas que integran a ese grupo de amenazantes aspirantes a dictadoras, pero soltó dos nombres: Iberdrola y Enel Green Power. Pero, tampoco hay que creer que este grupo de torvas organizaciones se quedarían con las facturas de luz, a deber por millones de mexicanos. Hay más.

El exgobernador de Puebla profetizó que, de no detenerlas, esas empresas desaparecerían a la CFE.

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“Incluso Iberdrola ha confesado que 70 por ciento de sus dueños corresponden a grandes fondos internacionales. Esto sería un atraco para México, ya que el sistema eléctrico quedaría en manos de estos fondos”, apuntó el exsecretario de Gobernación federal.

Si el sector queda en manos de privados, ellos van a decidir dónde se invierte y las tarifas, y en un país como el nuestro, con tantas desigualdades, esto no se puede sostener”, informó.

Con todo, apuntó un dato interesante: la CFE está valuada en 370 mil millones de dólares.

Ése es el valor de dar luz a la mayoría de los mexicanos.

A todo esto, aparece una salva de incógnitas: más allá de ocurrencias, ¿qué será peor? ¿pagar cuotas altas por un servicio competitivo? O, ¿pagar facturas subsidiadas para tener a un viejo político como ícono de un monopolio nacional? ¿La libre empresa no se fundamenta en la competencia abierta?

O, ¿Cuándo han demostrado su competitividad los monopolios públicos?

Son preguntas sin electricidad.

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*ARD