Feministas protestan el 8M

Largo camino a la igualdad

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 9 Marzo, 2021

La igualdad y la justicia que demandan las mexicanas tiene un largo camino por delante.

Las manifestaciones recientes del 8M generaron diversas reacciones, pero desde el poder, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, las llamó provocaciones; mientras el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, afirmó que su gestión no criminaliza las protestas sociales, pero los actos del lunes “fue la vandalización de inmuebles”.

Desde el poder municipal, la presidenta Claudia Rivera Vivanco acusó que se está criminalizando la protesta social y violando la presunción de inocencia de las participantes del movimiento 8M.

“Me parece muy delicado en el siguiente sentido de que no puede haber acusaciones a la ligera (…) porque estaríamos hablando de una violación de derechos humanos de una violación a la presunción de inocencia”, agregó.

El gobernador señaló que las fotos señaladas no están alteradas y que como el delito de daño a propiedad inicia una carpeta de investigación por oficio, desde el lunes están ante la Fiscalía General del Estado.

Esta es una discusión que se da en las alturas y tiene distintas motivaciones, el problema es lo que sucede en la base social donde el conflicto es aún mayor y el gobierno no ha establecido políticas públicas coherentes y articuladas para atender las demandas de las mujeres mexicanas.

De ahí el coraje con el que protestan.

Este año el 8M, estuvo marcado por la devastadora pandemia del Covid-19.

Asa Regner, directora ejecutiva adjunta de ONU Mujeres y exministra de Género de Suecia (2014-2018), escribió el lunes pasado en el Washington Post:

“El tema que diversas organizaciones hemos planteado para 2021 es “Mujeres en liderazgo: hacia un futuro igualitario en un mundo post-COVID-19”, el cual es un recordatorio del catastrófico impacto de la actual crisis: incontables pérdidas humanas, una recesión económica asoladora e incertidumbre global.

“Pero al mismo tiempo es un tributo a la extraordinaria contribución de las mujeres para mantener a nuestras sociedades de pie, en medio de una crisis sin parangón en la memoria reciente.

“Las mujeres han sido la primera línea de defensa contra el coronavirus. Esto, sin embargo, no ha significado para ellas mayor poder de decisión a la hora de definir y planificar la respuesta a la pandemia, ni mucho menos un merecido incremento en sus ingresos (los cuales, por el contrario, se han visto mermados en una proporción mucho mayor a la de los hombres). Una vez más, el liderazgo de las mujeres ha sido relegado como un tema secundario. Y en esta coyuntura, se hace más oportuno que nunca abordar este problema”.

Más adelante explica que “aun cuando se registran avances alentadores —el más reciente, la primera mujer vicepresidenta y un número récord de mujeres en un gabinete en Estados Unidos— apenas 22 países (de un total de 193) están liderados por una mujer y las mujeres ocupan solamente 25% de los escaños parlamentarios. De mantenerse el ritmo actual, necesitaríamos 130 años para alcanzar la paridad de género en las jefaturas de Estado, algo que ni siquiera nuestros nietos verán.

“La voluntad política para revertir este cuadro es un primer paso indispensable. Pero debe venir acompañada de acciones, incluyendo el fortalecimiento y la efectiva implementación de leyes que regulen el cumplimiento de cuotas en todos los ámbitos: desde los procesos electorales hasta las juntas directivas del sector privado.

“También se necesitan más nombramientos de mujeres en los poderes Ejecutivos nacionales: apenas 14 países tienen gabinetes paritarios. Y finalmente, es condición sine qua non el compromiso de los partidos y de los hombres que hacen política para cambiar la cultura y las prácticas discriminatorias que impiden y obstaculizan a las mujeres postularse, ser elegidas y desempeñar cargos públicos.

“Más allá de las trabas reglamentarias, es necesario hacer frente a las normas sociales y barreras culturales —persistentes en todo el mundo y reforzadas en muchos casos por los medios de comunicación y la industria del entretenimiento— que fortalecen la noción equivocada de que las mujeres no somos aptas para liderar.

“Esto tiene su manifestación más extrema en la violencia que hemos enfrentado muchas mujeres que hacemos vida pública y política, incluyendo acoso, intimidación, y agresiones por medio de plataformas virtuales, que coartan nuestro ejercicio del poder y pretenden silenciar nuestras voces”.

Hasta ahí un artículo que concluye la oportunidad que genera una crisis para insertar en la toma de decisiones y el poder a las mujeres.

Por lo visto, en México mientras ellas toman las calles y la voz para reclamar sus derechos, se les acusa de provocadoras o se sospecha de su inocencia ante hechos vandálicos, en el que no participaron todas.

La igualdad y la justicia que reclaman en nuestro país tienen un largo camino por delante, que quizá no vean siquiera sus nietas.

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*AR