Crisis humanitaria en la frontera norte

Crisis humanitaria en la frontera norte

Glocal
Por Antar Jesús Me… 2 Junio, 2021

A lo largo del tiempo, la política migratoria de México se ha centrado en solventar las presiones de Estados Unidos para reducir el flujo migratorio volviéndolo un tema de seguridad y dejando de lado el aspecto humanitario.

De acuerdo al Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 del gobierno de México, el tema migratorio debería ser enfrentado a través de un plan de inversión para los países centroamericanos, así como ofrecer empleo e invertir en infraestructura.

Esto parecía dar un giro radical con respecto a las pasadas políticas migrantes implementadas, pero el entonces presidente estadounidense, Donald Trump, tenía una agenda distinta donde impulsaba la construcción del muro fronterizo con un discurso antimigrante.

La falta de cooperación perjudicó a los migrantes exponiéndolos aún más a la violencia, a caminos inhóspitos, al tráfico de personas, entre otras cuestiones. Como respuesta, los migrantes prefirieron llegar en caravanas buscando un objetivo: cruzar a Estados Unidos.

Por su parte, la administración Trump al detectar estos grupos migrantes, amenazó con aplicar aranceles del 5% a todas las importaciones mexicanas y subiría gradualmente hasta llegar al 25% mientras no percibiera un mejor manejo migratorio por parte de México.

Esto provocó que el gobierno mexicano convirtiera la frontera sur en una puerta reguladora para los migrantes, priorizando la militarización dejando de lado los proyectos integrales.

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Con la llegada del nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, se pudo detectar un cambio dentro de la política migratoria de Estados Unidos. Los cambios más simbólicos fueron el alto a la construcción del muro fronterizo y el desmantelamiento del programa “Quédate en México”. Este programa fue diseñado para los migrantes que buscaban asilo en Estados Unidos, pero estos debían espera la resolución de los tribunales migratorios en México. De acuerdo a Human Rights Watch, el programa exponía a los migrantes a permanecer en ciudades con altos niveles de violencia situándolos a grandes peligros.

Estos nuevos reajustes han descriminalizado al migrante y reposicionado como ejes centrales el trato humanitario. No obstante, mientras no se desarrollen medios legales que reunifiquen a las familias en Estados Unidos, las personas optarán por migrar de forma indocumentada para intentar ingresar al territorio estadounidense y así reunirse.

Otro gran reto es la migración de niños no acompañados, este fenómeno tiene dos grandes raíces una es la economía y la otra la violencia. En las ciudades de origen, los niños son reclutados por las organizaciones criminales para trabajos forzados.

Por ello, se necesita una estrategia compartida entre México y Estados Unidos para los niños indocumentados destinando recursos a refugios con expertos en trato a la niñez para que puedan ser tratadas las diferentes necesidades.

Adicionalmente, se les necesita brindar apoyo psicológico pues viven experiencias particulares que afectarían su desarrollo en la etapa adulta.

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El próximo 8 de junio la vicepresidenta estadounidense, Kamala Harris, se reunirá con una delegación de la secretaría de Relaciones Exteriores para tratar los temas migratorios.

El primer objetivo de la visita para México y Estados Unidos debe ser la desmilitarización de las fronteras. En segundo lugar, los dos países deben ampliar el financiamiento de proyectos productivos en las regiones expulsoras, sumando empresas y vigilado por los órganos de derechos humanos.

Así mismo, el compromiso deberá de incluir un programa de vacunación para evitar la propagación e infección de los migrantes de Covid 19.

Sin duda, éstas serían algunas medidas iniciales que se deberán de implementar para poder reducir esta crisis humanitaria pero se necesitará de buenas voluntades en los gobiernos para realmente poder hacer un cambio.

*BC