Más de 27 muertos en Gaza al intentar recoger ayuda: aumentan críticas al sistema militarizado de distribución

Al menos 27 palestinos murieron y decenas resultaron heridos este martes en Rafah, al sur de la Franja de Gaza, cuando fuerzas israelíes abrieron fuego contra civiles que esperaban asistencia alimentaria cerca de un centro de distribución humanitaria. El ataque, según denunciaron testigos y médicos locales, ocurrió en las inmediaciones de la rotonda de Al Alam, a solo un kilómetro del punto de entrega de ayuda.

Las autoridades sanitarias de Gaza, controladas por Hamás, informaron que los disparos provinieron de tanques, drones y helicópteros israelíes. El portavoz de la agencia de Defensa Civil de Gaza, Mahmoud Basal, calificó el hecho como una masacre contra personas hambrientas que solo buscaban comida.

La versión israelí: disparos de advertencia a "sospechosos"

Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) negaron haber atacado deliberadamente a civiles. En un comunicado, alegaron que sus tropas identificaron sospechosos desviándose de las rutas seguras y que efectuaron disparos de advertencia a medio kilómetro del centro de ayuda.

“No impedimos el acceso de civiles a los centros de distribución”, afirmaron las FDI, contradiciendo los múltiples testimonios recogidos por medios como la BBC, que entrevistó a un médico extranjero en la zona que describió el hecho como una “carnicería total”.

Desesperación entre la población civil

Uno de los supervivientes, identificado como “F”, relató que corrió al lugar para obtener comida para sus hijos hambrientos, pero fueron recibidos "con misiles y cohetes sin previo aviso". “No tenemos relación con Hamás ni con ningún grupo. Solo buscamos sobrevivir”, dijo a la BBC.

Otro testigo, “M”, recomendó evitar acudir a estos centros: “Lo que vi fue un infierno. Aviones, tanques y balas. Nunca imaginé algo así mientras buscaba comida”.

GHF, el nuevo y polémico sistema de distribución

El hecho revive las críticas al nuevo sistema de distribución de ayuda en Gaza, gestionado por la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), una organización respaldada por Israel y Estados Unidos que ha reemplazado a las agencias de la ONU en esta tarea. La GHF instala sus centros en zonas controladas militarmente por Israel y emplea contratistas de seguridad armados para protegerlos.

A diferencia del sistema anterior, que entregaba alimentos directamente en las comunidades a través de 400 puntos, el modelo de la GHF exige que los palestinos caminen largas distancias y esperen toda la noche para obtener provisiones en centros centralizados y militarizados.

Este esquema ha sido duramente criticado por la ONU y organizaciones humanitarias, que lo califican como una "militarización de la ayuda" y una violación de los principios básicos de asistencia humanitaria.

Cierre de centros y advertencias de las FDI

Tras los acontecimientos, la GHF anunció el cierre de sus centros de ayuda durante un día, citando “obras de actualización y mejora de eficiencia”. Las FDI informaron además que las carreteras que conducen a los puntos de distribución serán consideradas zonas de combate, lo que podría agravar aún más la situación humanitaria.

Reacción internacional y denuncias de violaciones al derecho internacional

El responsable de derechos humanos de la ONU, Volker Türk, declaró que los palestinos se enfrentan a una “elección macabra: morir de hambre o arriesgar la vida para conseguir comida”. Türk exigió responsabilidades por las muertes repetidas cerca de estos centros.

El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su consternación y pidió una investigación independiente sobre los hechos, sumándose a las voces internacionales que condenan el manejo de la ayuda humanitaria en Gaza.

Escalada de tensiones y presión internacional

La última tragedia ocurre en el contexto de una ofensiva israelí que ha dejado más de 54,000 muertos en Gaza, según el Ministerio de Sanidad local. Las muertes recientes han intensificado las presiones de aliados tradicionales de Israel, como Reino Unido, Francia y Canadá, quienes exigen cambios inmediatos en su estrategia militar y humanitaria.

Según el análisis de Jeremy Bowen, editor internacional de la BBC, estas potencias están considerando incluso sanciones o el reconocimiento de un Estado palestino si Israel no modifica su conducta en el enclave.

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