La visita de la ONU

La visita de la ONU

Del reportero
Por Fernando A. Crisanto 23 Septiembre, 2022

Cecilia Jiménez-Damary, relatora especial de la ONU, concluyó el 9 de septiembre una visita a México, con miras a preparar una serie de recomendaciones respecto al complicado tema de los desplazados internos.

Su arribo el 29 de agosto se prestó para arquear las cejas sobre su metodología, focalizada a entrevistas con funcionarios de la 4T y representantes de organizaciones civiles, jamás a visitas en zonas de conflicto, acaso en cuatro puntos específicos.

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Así, basada en realidades que no conoció, la funcionaria lanzó algunos puntos que no permiten abonar algo a favor de sus análisis, dice que “fuentes secundarias” estiman que en México hay ahora mismo, entre 350 mil y 400 mil desplazados internos.

Cecilia Jiménez-Damary considera como fuentes secundarias a organizaciones civiles, algunos académicos y autoridades locales.

Con esos datos, el reporte se espera tan robusto como un castillo de naipes.

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"He observado que las causas del desplazamiento son diversas y multifactoriales. Entre ellas están distintos tipos de violencia, a menudo originada por el crimen organizado, a veces relacionadas con los proyectos de desarrollo, la minería y tala ilegal, o por los conflictos electorales, religiosos y agrarios", precisó.

Fuentes oficiales, que pidieron reservar sus nombres, comentaron al reportero dos detalles: si la señora no habrá sido claramente sesgada en sus visitas, bajo el consabido pretexto de que no se podía garantizar su seguridad y, si no visitó solamente adonde el Estado lo permitió.

Es la realidad de una visita bien intencionada, pero hecha sobre las rodillas.

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Y mientras tanto, esa cifra de medio millón de mexicanos sigue creciendo, sumergidos entre la violencia de la delincuencia organizada y el desdén de un Estado que se oculta en sus intereses.

 

De las anécdotas que se cuentan

El Comité de Moléculas Nuevas (CMN) de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), informó en días pasados que “Soberana”, la vacuna del estado cubano contra el Covid-19, recibió su ‘visto bueno’.

El Comité dice que analizó la evidencia para que este biológico sea usado en México en personas que aún no se inoculan contra el virus SARS-CoV-2.

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“Soberana” ha sido diseñada por el Instituto Finlay de Vacunas y es compañera de “Abdala”, producida por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.

Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, informó que el gobierno federal comprará 9 millones de dosis de “Abdala” para niños de entre 5 y 11 años de edad, en un esquema de tres dosis.

A buen puerto han llegado las negociaciones entre el gobierno mexicano y la corporación biofarmacéutica estatal BioCubaFarma.

Hasta aquí, todo bien, salvo un detalle: ninguna revista científica de prestigio ha publicado una investigación por pares, sobre estas vacunas. Revisando los archivos de la referencia planetaria, “The Lancet”, no hay rastro alguno sobre estos biológicos.

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Solo se sabe que cuentan con la autorización de uso por la Autoridad Reguladora de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos de Cuba, Cecmed, una autoridad local reconocida por la Organización Mundial de la Salud.

Y como no podría ser de otra forma, tales biológicos han sido autorizados en Vietnam, Irán, Venezuela y Nicaragua.

El chiste se cuenta por sí solo.

A lo mejor Rusia también lo acepta, pero suena poco probable en otros lugares del mundo.

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Considerando el estilo de la 4T, habrá que tomar con mesura ese visto bueno por parte de la Cofepris pintada de guinda.

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*ARD